Se trata de una enfermedad producida por el depósito de ácido úrico, en forma de sales de urato, en distintas partes del cuerpo, siendo la localización más frecuente las articulaciones, dando lugar al típico “ataque de Gota” o Podagra.
Puede depositarse también en los tejidos blandos, constituyendo los denominados tofos gotosos, y en los riñones, dando lugar a la nefropatía por acido úrico.
El conocimiento de esta enfermedad, se remonta a la antigüedad, siendo mencionada en los textos del Antiguo Egipto, donde incluso, se describe el empleo de colcichum para su tratamiento.
Afecta entre el 1% y 2% de la población general, presentándose con mayor frecuencia en el sexo masculino y en la edad media de la vida. En la mayor parte de los casos, se debe a la presencia de niveles elevados de ácido úrico en sangre (hiperuricemia), siendo una elevación o descenso de los mismos, el desencadenante de su depósito en los tejidos. El umbral de ácido úrico para los ataques de gota es de aproximadamente 6,7 mg/dl; por encima de este umbral se puede favorecer la formación de cristales.
Pero los niveles elevados de ácido úrico en sangre, no implican necesariamente que se padezca de Gota. Incluso se han descrito episodios de Gota, para niveles normales de acido úrico.
La hiperuricemia, en la mayor parte de los casos tiene un cierto componente hereditario, pudiendo ser debida a uno de estos dos motivos:
En ambos casos, su elevación se ve favorecida por la ingesta de alimentos ricos en purinas y bebidas alcohólicas.
La principal fuente de purinas de la dieta, la constituyen las carnes rojas, vísceras, pescado azul, mariscos y las bebidas alcohólicas, fundamentalmente la cerveza.
La Gota se asocia a la obesidad, que frecuentemente se acompañada de otras enfermedades car diovasculares, como Hipertensión y Diabetes, de ahí que actualmente la Gota se considere como un factor de riesgo cardiovascular.
La forma clínica más frecuente de la Gota es la Artritis gotosa, cuya localización más frecuente es la articulación metacarpofalangica de primer dedo del pie. Se manifiesta por dolor de inicio brusco, que alcanza su máxima intensidad en el primer o segundo día, desapareciendo progresivamente en dos o tres días, aunque en ocasiones puede persistir la sintomatología durante varias semanas.
Su cronicidad da lugar a lo que conoce como gota tofácea crónica, que corresponde al depósito subcutáneo de acido úrico, formando nódulos indoloros debajo de la piel, en los que lentamente se deposita el ácido úrico aumentando de tamaño progresivamente.
Respecto a su tratamiento lo fundamental es la prevención, lo que implica la restricción del consumo de alimentos ricos en purinas, por tanto, una dieta adecuada.
Su tratamiento farmacológico, incluye:
Sira Morales Zumel
Médico de Vitalia Alcalá de Henares