Tratamiento
En dermatología, la gran mayoría de las enfermedades cutáneas tienen un tratamiento específico, ya sea un curativo o sintomático. Sin embargo, es importante mencionar que existen patologías altamente evitables que, si bien pueden curarse con éxito, también pueden poner en peligro nuestras vidas e incluso ser causa de fallecimiento. Debido al aumento de casos en los últimos años así como a que cada vez aparece a más temprana edad, nos referimos, principalmente, al cáncer de piel.
Existen dos tipos de neoplasias cutáneas, las benignas y las malignas. Como su propio nombre incida, las neoplasias benignas no son de gravedad, generalmente crecen lentamente, sólo afectan de manera local y la tasa de curación tiende al 100%. Sin embargo, hay casos en los que, principalmente debido a la localización tumoral, las consecuencias pueden ser más graves.
Las neoplasias malignas hacen referencia, principalmente, a los carcinomas basocelular, epidermoide y a los melanomas, cuyo principal factor de riesgo es una exposición al sol abusiva e incontrolada. El melanoma maligno (M.M.) no diseminado tiene una tasa de curación muy elevada. El tratamiento consiste en una intervención quirúrgica para resecar el tumor dejando un margen de seguridad. Cuando el M.M. no se ha detectado a tiempo y se ha producido diseminación, el tratamiento combinará cirugía, radioterapia y quimioterapia, situación en la que el pronóstico se ensombrece de manera significativa.
Según la INE: En 2010 fallecieron en España por cáncer de piel 1.526 personas (55,5% hombres y 44,5% mujeres). Sin embargo nuestro país cuenta con una de las tasas de mortalidad por melanoma más bajas de la UE.