Causas
La nutrición puede verse alterada por factores muy variados. Podemos encontrar causas:
Físicas
Determinadas enfermedades como el Parkinson, la Esclerosis, los Ictus, las Demencias conllevan en algunos momentos de su evolución complicaciones a la hora de alimentarse por dificultades en la deglución.
Otras enfermedades como el cáncer pueden disminuir el apetito, provocan alteraciones en el gusto que dificultan apreciar el sabor de los alimentos.
En nuestros mayores podemos observar cambios en la composición corporal y modificaciones fisiológicas y funcionales, como:
- Reducción de la masa muscular, que implica riesgo de deshidratación
- Disminución de la masa ósea, que implica mayor riesgo de fracturas.
- Reducción de la secreción de saliva y tendencia a la sequedad bucal, que dificulta la deglución.
- Atrofia de las encías, ausencia de dientes, necesidad de usar prótesis dentales y pérdida de fuerza muscular que dificulta masticar y triturar la comida.
- Alteración del mecanismo de la deglución (disfagia), que provoca atragantamientos y conlleva que determinados alimentos no se puedan consumir, necesiten de espesantes, texturas gelatinosas o cremas y purés.
- Movimientos más lentos del estómago, que hacen las digestiones más lentas y pesadas
- En el intestino hay dificultad para aprovechar los nutrientes, alteración de la movilidad y del reflejo de defecar; modificaciones en la flora bacteriana del intestino grueso, tendencia a sufrir flatulencia y estreñimiento.
- Disminución de las papilas gustativas, por lo que se altera la percepción de los sabores.
- Deterioro de los sentidos.
Por todos estos cambios se hace fundamental una buena alimentación para asegurar una nutrición adecuada a las necesidades de nuestros mayores.
Psicológicas
Hay una extendida creencia de que los mayores son menos felices que los jóvenes, esto no es cierto. Los mayores verbalizan ser felices en las mismas proporciones que otras edades, es más diversos estudios comprobaron que suelen ser más agradecidos y felices a partir de los 60 años.
A pesar de esto nos encontramos en los mayores de 65 años, situaciones en los que nuestros mayores se sienten tristes, con ansiedad, inseguridad, preocupación, etc. y estos estados pueden influir en la alimentación de nuestros mayores.
De manera general podemos encontrar dos situaciones frecuentes que afectan a nuestros mayores: el aislamiento tanto social como a veces familiar, y la depresión.
Las situaciones de aislamiento social influyen en la alimentación, ya deben hacer la compra solos y pueden tener dificultades físicas, cocinan solo para ellos y puede producirles desgana y comer solo puede provocar tristeza, ya que es frecuente encontrar personas para las que comer es un acto social y familiar.
La depresión, que cursa con tristeza, apatía, falta de apetito, sentimientos de inutilidad… provoca en general falta de interés por la vida y por tanto en la alimentación.
En estas situaciones se afecta la nutrición, ya que el organismo no recibe los nutrientes necesarios y/o adecuados provocando carencias nutricionales.
Cognitivas
Los deterioros cognitivos que pueden aparecer en nuestros mayores ya sea en la memoria, la atención, el razonamiento, el lenguaje... dificultan su capacidad para alimentarse correctamente y esta dificultad se acentúa en los casos de demencia.
Sociales
La jubilación, la pérdida de seres queridos, el abandono de roles, menor realización de actividades, dificultades en el desplazamiento, aislamiento… son situaciones que aparecen en algún momento de la vida de muchos de nuestros mayores.
Estas situaciones suponen que presten menos atención a su salud, y por tanto a su alimentación.
Económicas
La jubilación puede acompañarse de una pérdida de poder adquisitivo provocando que compren alimentos más baratos o en menor cantidad de la necesaria.
En otras ocasiones la necesidad de un elevado número de fármacos o la aparición de gastos extra desordenan la economía del mayor que adquiere alimentos de menor precio y calidad.
Las comidas poco saludables aumentan con el tiempo los riesgos para la salud y contribuye a que surjan enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y otros problemas.